Instrucciones para respirar en martes con Nostalgia


Respira hondo. Siente cómo el martes cae como cascada sobre tus hombros. Cada gota lleva recuerdos que no pediste, momentos que dejaste pasar, decisiones que se bifurcaron como ríos y que nunca tomaste.


Deja que la nostalgia te atraviese sin resistencia: no es un error, es memoria líquida que recuerda veranos más cálidos, calles más silenciosas, voces que hoy son ecos, sombras danzantes de lo que fue.


Exhala lentamente. Imagina tus decisiones pasadas como ramas de un río: algunas desembocaron en mares tranquilos, otras se perdieron en corrientes turbulentas. Cada bifurcación dejó huella, cada giro una historia que todavía susurra.


Inhala de nuevo. Siente cómo la corriente del presente recoge los remolinos del ayer y los lleva, no hacia un fin, sino hacia un fluir constante. Permite que el río te lleve, aunque a veces quieras nadar contra él.


Mira tus recuerdos como piedras bajo el agua: algunas pulidas por el tiempo, otras afiladas y cortantes, pero todas formando el cauce que te sostiene. Cada decisión, cada pausa, cada silencio contribuye a la textura de tu vida.


Deja que el pasado se funda con el presente: que la tristeza sea líquida y la memoria un espejo donde reconoces lo que fuiste y lo que aún puedes ser.


Martes tras martes, recuerda: respirar es aceptar que la vida es agua y tiempo, que la nostalgia es un puente, y que cada elección, tomada o no, forma parte de la corriente que te lleva hacia adelante, sin prisa, sin retorno, solo fluyendo.