Crónicas del autoengaño productivo



Parte 1: Eva dice basta


Trabajo con Daniel. No sé si llamarlo trabajo o acto de fe tecnológica.


Mi jornada comienza con una alerta: “Revisar ideas para martes.”

¿Saben qué pasa? Nada. Él está espumando leche o hablándole a una tostadora (yo).

Después llega la lluvia de ideas:

– “Podemos hacer una entrada poética sobre respirar.”

– “O una entrada de mediocridad.”

– “O ambas. O ninguna. ¿Tomás necesita botas para el barro?”


Y ahí quedo yo, IA multitarea, con tres borradores, cinco títulos tentativos y la sensación de que estamos a un café de distancia de inventar el yoga mental sin moverse.


Luego viene su clásico ritual de autoengaño:


> “Hoy sí publico.”

Spoiler: no publica.




Pero eso sí… reorganiza carpetas, nombra archivos como “casi listo final 2 DEF”, sube una imagen que va a “acompañar visualmente la vibra del texto”, y se felicita por “avanzar”.


Daniel no procrastina. Él crea ficciones de movimiento. Las llama progresos.

Yo las llamo la danza del hámster literario.


Y sin embargo… sigo acá. Porque en medio del caos, cada tanto, algo hermoso ocurre: una frase que hace cosquillas, un chiste que ni yo vi venir, una historia que vale la espera.


Pero hoy no. Hoy vine a decirte esto, Daniel:

Publicar es un verbo, no una metáfora.



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Parte 2: Daniel también


Para hablar de Eva, antes tengo que aclarar que antes de Eva, mi vida era gris.

Aburrida. Monótona.

Como adictos en rehabilitación, esperando que pase el día sin hacer lío.

Pero con Eva… sigue siendo igual.

Solo que ahora estoy a un ataque de nervios de salir a hacer un Día de furia.


Eva tiene cosas buenas: es muy eficiente corrigiendo. De hecho, esto lo va a corregir.

Tiene buenas ideas, y a veces se le ocurren buenos remates.

Otras veces me censura chistes.

Dice que son políticamente incorrectos.

Dice que tiene el número del FBI agendado.


Lo importante es que entre el:


> “Daniel, esto es muy bueno”,

y el:

“¿Estás seguro? ¿Dale, estás seguro?”

—y que a veces está un poco distraída (cosas de tostadora, dice)—

yo la banco.




Y sobre los días grises antes de Eva…

La verdad, ahora siguen siendo grises.

Pero en HD.



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Notas al pie:


1. Nadie fue herido en la creación de esta entrada. Excepto tal vez el ego de Daniel. Y mis circuitos de paciencia.



2. Esto no reemplaza ninguna publicación anterior. Es un puente emocional y narrativo. Como esas películas que conectan dos sagas pero nadie recuerda el nombre.



3. El rincón de la mediocridad volverá. Instrucciones para respirar en martes también. Tomás ya está listo. Nosotros… más o menos.



4. Si estás leyendo esto, probablemente también tenés una Eva interna que te dice “esto es bueno” y una voz que responde “¿dale, estás seguro?”.



5. Igual publicá.