Tomás, el Guerrero de la Noche Capitulo 1: Primera pelea

Cada noche, cuando las luces de la ciudad se apagan y la quietud cubre el vecindario, Tomás espera con paciencia en su rincón favorito del sofá, observando cómo su humano se prepara para salir a trabajar. Con su mirada fija y su cuerpo quieto, nadie podría adivinar la doble vida que lleva. Al menos, no hasta que el humano se va y las luces de la casa se apagan.

Es entonces cuando Tomás, un gato de pelaje atigrado y mirada cautelosa, se desliza en silencio por la casa. Se dirige hacia el baño, donde conoce cada rincón. Con un movimiento hábil, empuja la ventana del baño, la misma que siempre deja ligeramente abierta para que entre aire fresco durante la noche. Una vez fuera, salta con destreza hacia el tejado, donde lo espera Bolita, su mentor.

Bolita es un gato viejo, de pelaje negro como la medianoche, con cicatrices que cuentan historias de peleas pasadas. Aunque su cuerpo está marcado por los años, sus ojos siguen brillando con una inteligencia peligrosa. Es el líder de los gatos de la manzana, y Tomás, joven e impetuoso, es su orgullo. Bolita lo entrenó en secreto, enseñándole técnicas antiguas y movimientos rápidos, le mostró cómo moverse sin ser visto y cómo pelear con una ferocidad que muchos gatos temen.

“Esta noche es tu noche, Tomás,” le dice Bolita con su voz grave, mientras mira hacia el horizonte. “El título está a tu alcance. Pero recuerda, Naranjo no es cualquier rival. Es más fuerte que cualquier gato que hayas enfrentado. Y lo que no sabes… es que guarda un secreto mortal.”

Tomás asiente, su corazón late con fuerza. Esta es su oportunidad, su debut en las ligas profesionales de peleas callejeras. Un torneo que no se celebra en ningún lugar visible, solo en las sombras, en los tejados y callejones de la ciudad, donde los gatos se enfrentan en luchas épicas por el título de campeón.

A las 2 de la mañana, todos los gatos de la manzana se reúnen en el techo de chapa oxidada de un viejo edificio. La atmósfera es tensa, llena de maullidos bajos y miradas desafiantes. Los gatos esperan, con sus ojos brillando bajo la luz de la luna, mientras las apuestas se hacen entre susurros.

Y ahí está Naranjo, el temido rival de Tomás. Es un gato enorme, de pelaje naranja brillante, con una postura arrogante que demuestra su poder. Nadie ha logrado derrotarlo en años. Su fama de invicto lo precede, pero hay algo más en él, algo oscuro. Los rumores dicen que Naranjo tiene una técnica mortal, un movimiento que podría dejar a cualquier gato fuera de combate en segundos.

Tomás siente cómo su cuerpo se tensa. Este será su combate más difícil. Pero la determinación en sus ojos brilla más fuerte que cualquier temor. Sabe que tiene que ganar, no solo para probarse a sí mismo, sino para honrar a Bolita y a todos los gatos que alguna vez soñaron con ser campeones.

El primer golpe es rápido, un cruce de garras que apenas se ve. Tomás esquiva y responde con una serie de zarpazos, pero Naranjo es demasiado fuerte. Cada golpe que da Tomás parece desvanecerse ante el poder de su oponente. Los gatos que observan gritan en apoyo, pero nadie se atreve a intervenir.

"Recuerda, no solo es fuerza, es astucia," le susurra Bolita desde las sombras, mirando la pelea con atención.

Tomás respira profundo, busca en su mente todo lo que su mentor le enseñó. De repente, algo cambia en su mirada. Con un giro inesperado, se desliza entre las patas de Naranjo, logrando un golpe directo en su costado. Naranjo se tambalea, sorprendido por la rapidez de Tomás. Y es entonces cuando el secreto de Naranjo se revela: sus ojos brillan con un resplandor extraño, como si algo oscuro estuviera a punto de emerger.

Tomás no vacila. En un movimiento final, salta hacia Naranjo y lo derriba al suelo, usando la misma técnica que Bolita le mostró, la que solo un guerrero de verdad podría dominar. Naranjo cae, atónito, y el público estalla en vítores. Tomás ha ganado.

El tejado se llena de celebraciones, pero Bolita observa en silencio, su mirada más sabia que nunca. Tomás ha derrotado a Naranjo, pero aún queda mucho por aprender.

“Recuerda, joven guerrero,” dice Bolita mientras se aleja en la oscuridad, “esto solo ha sido el comienzo.”